lunes, 17 de septiembre de 2007

Marca

Marcarme en la piel tus palabras con el filo de tu voz, las últimas que me dijiste al oído, cuando aun sonaban reales, marcarlas con el indeleble frió de tu boca, con tus pensamientos y tu mente. Marcarlas aunque más no sea para recordar el porque de tanta agonía, para entrelazarme con los suspiros del hastío y las bocanadas de tibio humo perfumado de la habitación.

Marcarme a fuego, hoy más que nunca, todo lo que verborragicamente tiraste ante mis pies, marcarlo bien profundo, hasta que duela y sangre, para que ante tus ojos queme, arda y me hiele las entrañas. Para que ante vos todo sea frívolo, y no logres complacerme con miradas vacías, llenas de mentitas, banalidades.

Marcarlo yo, para así borrar tus marcas, para que los pliegues de tu piel en mi piel queden enterrados, para que tus besos se reabsorban, para que tus sabanas no sean esa tela que me cubra, que me abrigue, que me asfixie.

Marcarte a vos, solo para nunca volver a tropezar con esa piedra, para obligarme a dar vuelta y seguir, para enterrarte, para que mi mente no te recuerde, para que al fin, todas las marcas que me dejaste no sean un simple recuerdo.



Camila

jueves, 16 de agosto de 2007

Sueño vago

Entre mas intentos hago por caer en la cuenta de que todo lo que sucedió fue una siempre mentira, más se fija en mi la idea absurda de tomar el teléfono y discar el mismo numero, y esperar oír tu voz y titubear y sonrojarme y querer gritar, y simplemente hablar, sin escuchar una palabra y saber que un sonido seco similar a un "hola" ha salido de mi boca, y no entender como ni cuando fue emitido, y sentir que mi corazón late más y más fuerte, y que se escapan suspiros y palabras, pero no coordinarla. Y tus respuestas calidas y acogedoras, y sentir que me tomas en tus brazos, y que tu corazón también late fuerte y que siente lo mismo que ayer. Solo escuchar que todo va a ser mejor, que el amor puede más, sentir la perfección del efecto.
Oír sonar el teléfono, con que poco lograr desvanecer la idea, y aun así soñar vagamente con atender y escucharte, sintiendo lo que siento, pero es absurdo, sin ningún sentido, para que escuchar y destrozar mi mundo...
Y me alejo, pongo ese disco, el mismo de todas las noches, y me acuesto, y escucho, y caigo dormida, y sueño, y no con vos



Camila

jueves, 2 de agosto de 2007

Arquetipo


Entre la sombras vas a buscarme,

y me encontrarás,

tendido a los pies de la tumba del destino,

esperando, casi moribundo, el despertar sagrado de los deseos.

Solo la luz de la sombría luna llena

destruyendo las esperanzas de los mártires,

pobres inocentes caídos ante la realidad,

perdidos entre ilusiones míticas.

Y en la tumba,
tendido,

esperando la próxima luna llena.



Camila

domingo, 29 de julio de 2007

Arcángela


Una luz distante, otra vez,
la lleva tan lejos y la orbita.
ya hace siglos que está esperando renacer,
encontrar un sentido a la eternidad perdida.
Y espera de pie morir o vivir,
tan calma, tan fría, tan blanca, tan perfecta.
Quien podrá ver en sus ojos el paso de los años,
quien podrá distinguir en sus manos las llagas del olvido,
quien podrá arrancar de su ambigua boca un fatídico beso.
Tantos la han visto, quieta, en cualquier lugar,
tantos han muerto esperando un trago amargo de sus labios,
esperando cautivados por esa perfección,
esa palidez inmaculada a través de los siglos.
Y juega ese papel,
de triste asesina, cómplice del tiempo,
sin nunca llegar a vivir,
a sentir,
a morir.





Tx: Camila
Ph: Camila

martes, 24 de julio de 2007

Fragmento A

Amaba salir en las tardes, caminar por los parques atestados de gente disfrutando de los suaves aires del sur, amaba la tarde casi tanto como la noche, disfrutaba ver a los niños jugando bajo los rayos de sol, el ardiente sol que la lastimaba. No había una explicación. Cuando niña su piel toleraba mucho mejor la exposición, pero al ir creciendo, tal vez por algún cambio natural o simplemente un fenómeno aterrador, esa exposición la dañaba. No era un daño fuerte, no provocaba grandes heridas, hasta llegaba en algún punto a ser un daño placentero. Valía la pena ese pequeño sufrimiento por ver el sol moviéndose en el horizonte hasta desaparecer. Y sentir como cambiaba el clima cálido por una fresca brisa lunar. Nadie confiaba en su piel blanca, y últimamente ni siquiera ella lo hacia. Ni en su piel, ni en su sombra. No recordaba el momento en el que empezó a hacerse más notorio. Nadie lo recordaba. Leía mucho, podía pasarse horas enteras sin despegar su mirada cristalina de las páginas de sus libros, autores de habla extraña, asesinos nocturnos, fanáticos bebedores de sangre de la antigua ciudad de Londres. Noches enteras en vela nutriéndose de las aventuras de estos seres oscuros, de mirada radiante y gustos exóticos. No era raro que tuviese alucinaciones, la falta de horas de sueño, sumada a la lectura ininterrumpida no siempre era beneficioso, y en las pocas horas en las cuales podía despegarse de la tierra y viajar por su inconciente, estos seres oscuros la asechaban. Sus sueños eran tan recurrentes y precisos como cada detalle de sus libros. Y por más que fueran tan tenebrosos y extraños como ningún ser puede imaginar, despertaba en las mañanas con lágrimas en los ojos y una sonrisa, como si su corazón no quisiera despegarse de ese mundo irreal creado por si misma, como si allí pudiese vivir para siempre, sin despertar nunca del mundo mortal. Donde sus piel blanca y sus ojos cristalinos no fueran motivos de rechazo o asombro, sino producto de todo lo que allí vivía . . .

Camila

sábado, 21 de julio de 2007

Réquiem

Desde el fondo de la cárcel de sus recuerdos espera,
como si supiera que va a llegar aquel día,
cuando el sol caiga y la luna tiemble,
las estrellas reduzcan su luz,
y la noche cubra los cielos de mil fronteras.
Allí espera aquel ocaso,
el fin de la inmortalidad traicionera,
el fin de los milenios vacíos,
la noche por fin eterna,
en la cual por las calles rondaran mil seres como ella,
sin temor de ser escuchados,
donde sus ojos se encuentren una vez más,
y ese momento,
200 años pasados,
reaparezca,
y nunca pueda ser apagado.
Porque por fin,
la noche será eterna,
para todos los seres oscuros.
para ellos.

Camila
.
.
.
La noche de ayer me hizo reencontrarme con esa parte que ya creía haber perdido en algún recoveco de mi inconciente (muy concientemente). Y aunque no puedo negar que me trajo nostalgia y un encantamiento renovado, se muy bien en mi, que hoy ya no soy yo, y que esa que fui, también, dentro mío, soy y seré.

miércoles, 18 de julio de 2007

Camino

Piensa dos veces,
Trepa por paredes,
Deslumbra.
Sigue ese camino,
Voltea el universo,
Conspira.
Cae en las tinieblas,
Regresa del olvido,
Despierta.
Busca aquella luz,
Encuentra pasadizos,
Camina.
Se pierde en el infinito,
No hay vuelta atrás.
Termina.
Camila

ir

Mentes vacías de palabras,
imaginario colectivo moldeando un sueño.
Y la soberbia de muchos.
Luces inmaculadas ocultando un misterio,
despertando del letargo con una plegaria al niño dormido.
Camina,
prestidigitando el mundo a su placer.
Hojas regadas crepitando bajo pasos firmes.
¿Fría niebla a donde vas?
Y ruge el aire y lleva al alba un suspiro.
Volver a respirar.
Su mente mira más allá del telón.
Y cubre su mirada de reina desterrada,
por el mar.
Y va,
y vuelve,
y no.
Cámara lenta,
juega con su definición.
Y va y vuelve.
No.
No hables más,
rompe corazón.
Y va.
¿Vuelve?
¿Dónde está?
Y mira,
y tus ojos ven mucho más.
¿Qué ven?
¿Por qué vas?
Camila